En el Día Mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía, desde el proyecto SISSA nos sumamos al llamado de la ONU a tomar conciencia y promover acciones tempranas para mitigar los impactos de estos fenómenos, que cada año ponen en riesgo a millones de personas en el mundo.

En los últimos 20 años, la frecuencia y duración de las sequías ha aumentado casi en un 30%, como parte de las manifestaciones del cambio climático. El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) muestra que el área afectada por sequías extremas se ha incrementado en los últimos 50 años entre un 17 y 20% en el sudeste y sur de Sudamérica. Inclusive, los períodos largos de sequías extremas se han incrementado en la región, impactando la disponibilidad de agua de decenas de millones de personas. 

El ejemplo más inmediato es la sequía persistente y extrema que afecta desde 2019 a la Cuenca del Plata, la segunda cuenca fluvial más grande de América del Sur y la quinta del mundo. La sequía comenzó con precipitaciones por debajo de lo normal en la parte alta de la cuenca a mediados 2019, y debido a su persistencia se ha extendido a lo largo del ciclo hidrológico afectando la humedad del suelo, caudales, aguas subterráneas y vegetación. 

Este evento seco -que aún está en curso en la Cuenca del Plata-  ya se puede clasificar entre los cinco principales eventos en el sureste de América del Sur desde la década de 1950. Al mismo tiempo, Chile está viviendo la denominada “megasequía en su zona central, ya que desde 2008 se acumulan años con fuerte déficit de precipitación, baja acumulación nival y reducción en la recarga de acuíferos, lo que es acompañado por un retroceso frontal y pérdida de masa de glaciares. 

La complejidad de la sequía

A diferencia de otras amenazas meteorológicas y climáticas, la sequía es más compleja, porque comienza lentamente y sus impactos económicos, sociales y ambientales se evidencian cuando ya está instalada. Por lo tanto, el abordaje de esta problemática requiere nuevos enfoques, que eviten la toma de medidas improvisadas, costosas y tardías.      

El propósito del Sistema de Información de Sequías para el Sur de Sudamérica  (SISSA) es precisamente ayudar a las sociedades y los gobiernos a adoptar un nuevo enfoque frente a esta problemática. Un enfoque proactivo, que permita diseñar políticas y acciones antes de que ocurra una sequía. Un enfoque que incluya la planificación, la preparación y la coordinación entre instituciones, para que cada una sepa qué hacer frente a una sequía.

 

Día de lucha contra la desertificación y la sequía

 

Por eso, desde el proyecto SISSA nos dedicamos a investigar y a desarrollar herramientas de monitoreo, para conocer el inicio, duración e intensidad de un evento seco. Además, trabajamos en herramientas de pronóstico que nos permitan anticipar el tipo y la magnitud de los impactos. Y promovemos la colaboración entre instituciones para el desarrollo de planes de reducción de impactos frente a las sequías.

El SISSA es un componente del Centro Regional del Clima para el Sur de América del Sur (CRC-SAS), una colaboración entre seis países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) para producir y diseminar información climática oportuna y accionable en apoyo a la toma de decisiones en sectores de la sociedad sensibles a la variabilidad y el cambio climático. El Banco Interamericano de Desarrollo y el programa Euroclima+ financiado por la Unión Europea a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo proveen apoyo económico a las actividades del SISSA.

La colaboración entre los seis países que integran el SISSA nos permite combinar las fortalezas y compensar debilidades, para trabajar en conjunto en abordar y superar las sequías,  generando respuestas innovadoras, planificadas y de largo alcance.