Desde el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) de dicho país, entidad que participa del Proyecto SISSA, advierten que las anomalías de temperaturas y las precipitaciones registradas allí durante el primer trimestre de 2024 no alcanzan para paliar el escenario de sequía registrado en años anteriores.

 

Si bien en algunas regiones del sur de Sudamérica se esperaba que el fenómeno de El Niño en curso se manifestara con abundancia de precipitaciones -entre otras características asociadas- en países como Bolivia la ecuación no ha sido tan simple. Las elevadas temperaturas observadas en varios departamentos del país durante enero, febrero, marzo y abril pasado superaron los máximos históricos, afirman desde el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi). Desde esta entidad rectora de la actividad meteorológica, hidrológica y afines en Bolivia reportan también que las anomalías tanto de temperaturas máximas como mínimas se ha mostrado en su mayoría positivas, es decir más calientes de lo normal.

Willy Rocha Quispe es Jefe de Unidad de Meteorología y Climatología del Senamhi y hace un repaso del primer trimestre: “El comportamiento de las precipitaciones en el inicio de la época de lluvias, que climáticamente tiene su pico entre enero y febrero, no fue tan evidente en ninguna región del país hasta el mes de febrero 2024, pese a encontrarse con condiciones El Niño. Recién en ese mes tuvimos en algunas estaciones del Altiplano Norte y Valles registros de precipitaciones acumuladas mensuales que superaron su valor normal”. Dichas precipitaciones resultaron alentadoras por las condiciones de sequía que sufría el país “y por las pérdidas en el sector agrícola relacionadas con la siembra temprana. Por eso mismo, aunque las lluvias se hayan registrado de manera retrasada, se pudieron recuperar algunos cultivos que se encaminaron en la modalidad de siembra tardía, dejando afortunadamente buenos resultados en la región del Altiplano y los Valles”, completa.

Rocha Quispe añade que en la región del Altiplano, al menos en la parte norte y en la región de los Valles, “se vio una disminución de las sequías con estas precipitaciones excedentes en los meses de febrero, marzo y abril. Sin embargo, según los análisis realizados y los resultados de la herramienta monitor de sequía, están aún latentes las condiciones de la sequía, por contar aún con precipitaciones deficitarias prolongadas en los períodos anteriores, lo cual según los índices de SWDI el contenido de agua en el suelo no es suficiente. Esto nos indica que las precipitaciones excedentes no lograron mitigar este aspecto, motivo por el cual la sequía aun es una amenaza en esta región”.

Nihel Ruiz es Analista de Datos y Meteorólogo del Senamhi y afirma que El Niño en Bolivia es, sin duda, dual: “El Niño tiene dos caras, puede traer eventos de sequías a los lugares que ya han sido afectados por este fenómeno, y en las zonas en donde ya había previamente un mejor nivel de humedad sí hay más probabilidad de que vayan a registrar más lluvias. Esas son las dos cualidades, la espada de doble filo que presenta este fenómeno en nuestro país”.

 

Reunión Grupo de Trabajo Monitoreo y Pronóstico

Fuente: Voz de América.

Ruiz es Licenciado en Física y señala que, lejos de paliar la sequía que dejó el paso del doble episodio de La Niña en tres años, en la actualidad una de las preocupaciones “es que las lluvias comienzan a disminuir y que eso afecte mayormente a los sectores dedicados a la agricultura en nuestro país. Una consecuencia de todo esto es el alza en los productos por parte de los productores, y esto causa malestar de la población”.

Esto se ve más que nada en las demás macrorregiones de Bolivia, que mostraron “un comportamiento deficitario con respecto a sus normales en este período de lluvias, lo cual causa mucha preocupación ya que las sequías continúan desde 2019 y esta condición podría afectar en sobremanera en el tema de los incendios y al sector agrícola, entre otros”, completa Rocha Quispe. También la temperatura máxima se convirtió en un problema cada vez más constante por los récords superados en los últimos meses y las anomalías positivas altas que, según el integrante del Senamhi, “causan preocupación por el factor agravante a las sequías que esto significa y el tema de los incendios en la región oriental, que es uno de los problemas más preocupantes”.

Construir entornos más resilientes
Entre los distintos planes para combatir la sequía que están llevando adelante las gobernaciones de los distintos departamentos de Bolivia, una de las acciones es el llamado bombardeo o siembra de nubes artificiales, técnica que consiste en provocar lluvias aplicando yoduro de plata a las nubes: “Este procedimiento se viene realizando desde octubre de 2023 y desde nuestra institución coordinamos con las áreas de ciencias exactas de las universidades, la fuerza aérea y sus meteorólogos”, asegura Ruiz.

Asimismo, el Senamhi colabora con campañas locales para cuidar el agua. “Iniciamos una actividad de concientización junto al Ministerio de Medio Ambiente y Agua relacionada a la forestación, considerando que los árboles son unos de los más grandes aliados para combatir el efecto del cambio climático. En ese sentido se adoptó el lema ‘Un árbol una gota de agua’, con el fin de concientizar a la población para la toma de conciencia de la importancia de los árboles en nuestro medio ambiente”, comenta Rocha Quispe.

“Este programa se implementó a partir de los altos niveles de índices de sequía y los altos niveles de focos de calor registrados desde 2022 en la parte del oriente de Bolivia. La reforestación ayuda de alguna forma a mediano plazo (3-10 años) a disminuir los gases de efecto invernadero (GEI), esto con la finalidad de tener una anomalía de temperatura un poco más estable”, sostiene Ruiz.

 

SISSA Reunión

Vista del Lago Titicaca en sequía. Fuente: Voz de América.
 

Asimismo, con la finalidad de apoyar a la población más vulnerable se han realizado diferentes actividades de capacitación sobre el uso de la información con socios estratégicos y entre proyectos financiados tanto por cooperaciones internacionales, como con instituciones nacionales.

Desde el Senamhi comentan que otra preocupación manifestada por diferentes sectores de la población es la disminución de los caudales de los ríos como consecuencia de las escasas precipitaciones que se registran desde el 2022. “Hemos visto que por la influencia del evento de El Niño que ha iniciado con intensidad en julio de 2023, los lagos, ríos han comenzado a disminuir su nivel”, asegura Ruiz. “Hay localidades por ejemplo en donde se raciona el agua potable con el fin de tener resiliencia con el medio ambiente”, continúa, y asegura que además de estas acciones la principal política del gobierno boliviano es llevar agua en camiones cisterna a las principales áreas afectadas.

“En suma, buscamos trabajar con los distintos gobiernos locales tanto en temas de concientización, adaptación, mitigación y resiliencia al medio ambiente, todos los esfuerzos son necesarios para tener a futuro un entorno un poco más amigable”, finaliza.

Por su parte, Roche Quispe cierra destacando: “Es importante mencionar que el efecto de El Niño en Bolivia no es tan directo como se manejaba teóricamente. Cada escenario en presencia del fenómeno es diferente, por lo que no se encuentra una correlación que nos permita determinar cuál es el efecto directo que se tiene en el tema de las precipitaciones en Bolivia, lo cual dificulta mucho más aún el poder anticiparse a los eventos meteorológicos y climáticos que puedan presentarse acompañado de un episodio de El Niño”.

 

Acerca del SISSA

El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.

A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.

En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.

 

Sobre EUROCLIMA

EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.

El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones

A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA+ se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.

Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo

Contactos

Para más información sobre Gestión y reducción del riesgo de desastre: sequías e inundaciones, escriba al correo: gestiondelriesgo@euroclimaplus.org