Con el evento en curso llegando a su fin, desde el Instituto Uruguayo de Meteorología, institución integrante del SISSA, evalúan los impactos recibidos mientras persisten las precipitaciones con valores por encima de lo normal en algunas regiones del país.
Tras un verano con precipitaciones por debajo de las esperadas y una ola de calor que afectó a casi todo el país durante febrero, El Niño marcó en marzo y abril lluvias con valores que excedieron la media en Uruguay. Al igual que en el sur de Brasil, las inundaciones afectaron a miles de personas en el norte del país, situación que puso al sistema sanitario uruguayo en alerta. Mientras tanto, los productores agropecuarios esperan que las actuales condiciones de humedad les sirvan para resistir frente la inminente llegada de un nuevo ciclo de La Niña.
Vanessa Bentancur es Jefa del Departamento de Variabilidad Climática y Cambio Climático del INUMET y ofrece un panorama de lo que fue el verano uruguayo bajo el actual evento de El Niño: “En particular, durante enero y febrero de 2024 las precipitaciones estuvieron por debajo de lo normal en gran parte del país, con algunas pequeñas excepciones. En cuanto a la temperatura media se destaca el mes de febrero, que se encontró muy por encima de lo normal, y en términos de anomalía a escala país fue la más alta de los últimos 44 años”. En ese sentido, apunta que “el comportamiento no tan esperado de las precipitaciones de enero y febrero y de las temperaturas altas en febrero podrían deberse a que la señal de El Niño sobre nuestro país para estos meses suele ser más baja que en la primavera. Sin embargo, la influencia de El Niño se volvió a manifestar durante marzo y abril, y esto se vio reflejado principalmente en las precipitaciones”.
Durante esos meses, “las lluvias estuvieron muy por encima de lo normal, así como la cantidad de días con precipitaciones, destacándose durante marzo las regiones sur, suroeste y litoral oeste del país. En cuanto a las temperaturas, las mínimas de abril estuvieron por encima de lo normal”, señala Bentancur.
Noelia Misevicius integra el Área de Investigación y Desarrollo del INUMET y se dedica a la climatología aplicada. Coincide en que durante abril “llovió por encima de lo normal sobre todo en el norte en el límite con Brasil, principalmente sobre los departamentos de Artigas, Rivera, Cerro Largo y Tacuarembó. Estamos esperando un respiro, porque hay niveles de los ríos que están muy altos”.
Bentancur analiza: “A pesar de que las anomalías oceánicas de El Niño ya venían debilitándose entre marzo y abril, creemos que durante marzo la señal de El Niño en conjunto con otros forzantes de escala subestacional jugaron un rol importante en el comportamiento de las precipitaciones, mientras que en abril el impacto podría haber sido debido principalmente a la señal de El Niño”.
Anomalías de precipitación en % para los meses de enero, febrero y marzo de 2024. Fuente: INUMET.
En cuanto a las inundaciones sufridas, éstas dejaron numerosas familias evacuadas, en distintos departamentos como Artigas, Paysandú, Cerro Largo y Soriano, entre otros: “Aquí en el norte el panorama no es muy distinto al de Brasil”, comenta Misevicius y remarca que durante marzo pasado se registró un rango de precipitaciones entre 700 y 100 milímetros, sobre todo al sur del Río Negro”.
La preparación para los próximos meses
“Actualmente (mediados de mayo) los modelos de pronóstico indican que en el trimestre de mayo-junio-julio las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial se encuentran en una rápida transición hacia condiciones neutrales, y posiblemente hacia La Niña a finales del invierno, por lo cual, esperaríamos que el episodio de El Niño en curso se extienda como máximo hasta el otoño”, estima Bentancur. En particular, se está pronosticando una transición hacia la neutralidad superior al 80%, mientras que durante el trimestre julio-agosto-septiembre “se esperan probabilidades mayores a 65% de ocurrencia de La Niña. Sin embargo, hay que tener en cuenta la época en la que estamos y la fiabilidad de los modelos de pronóstico de este fenómeno” advierte la integrante del INUMET.
A la espera de la transición, desde el sector agropecuario local evalúan como positivo el saldo de estos meses pese al exceso de lluvias del último tiempo: “Por los titulares de los medios y los comentarios de productores cercanos, estas lluvias sirvieron para paliar un poco las severas condiciones de sequía que atravesamos durante los últimos años. Lo que se decía era que el agro apuntaba a ‘cosechar agua’ para enfrentar la nueva sequía. Pero en cierta forma también el exceso de agua está afectando a la parte sanitaria. O sea, para algunos tipos de productos que genera el agro vino bien y para otros hubo que ir viendo cómo lo van manejar en cuanto al tema plagas, propagación de enfermedades, etcétera”, apunta Misevicius.
“Todo 2023 estuvimos en un periodo en donde se había decretado la emergencia agropecuaria y esto se mantuvo hasta los primeros meses de este año, pero ahora se activó de nuevo pero por el aumento de las precipitaciones. Esa resolución ministerial se extendió, y el Gobierno, a través del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), declaró el estado de emergencia agropecuaria por exceso hídrico para algunas zonas del país, considerando las precipitaciones de marzo”, continúa. Según los medios locales la emergencia abarca las zonas de los departamentos de Rocha y Treinta y Tres, lo que habilita a los productores damnificados a acceder a beneficios otorgados con base en recursos del Fondo Agropecuario de Emergencias uruguayo.
Precipitación acumulada promedio de los meses de marzo a escala país. Fuente: INUMET.
Cabe destacar que Uruguay cuenta desde 2009 con el Sistema Nacional de Emergencias (SINAE), organismo específico y permanente de coordinación de las instituciones públicas para la gestión integral del riesgo de desastres. “Este organismo cuenta con un plan estratégico y uno de acción frente a los desastres que se ejecutan en coordinación con otros organismos como por ejemplo el INUMET, Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, Ministerio de Desarrollo Social y Ministerio de Ambiente entre otros”, explica Bentancur.
La Jefa del Departamento de Variabilidad Climática y Cambio Climático del INUMET remarca que “en pos de facilitar la gestión territorial, a nivel departamental funcionan los Comités Departamentales de Emergencia, que son los órganos responsables de la formulación, en el ámbito de sus competencias y en consonancia con las políticas globales del Sistema Nacional de Emergencias, las políticas y estrategias a nivel local estas instancias se ejecutan por medio de los Centros Coordinadores de Emergencias Departamentales”.
Misevicius cuenta que profesionales del INUMET integran distintas mesas de trabajo en el SINAE, para las cuales se elaboran informes: “En base a eso se va interactuando para tomar distintas decisiones. El año pasado por ejemplo, a raíz de la sequía, colaboramos brindando apoyo técnico para las presentaciones realizadas en el Parlamento por el tema del déficit hídrico, exponiendo acerca de las características climáticas registradas. Los informes están siempre sobre la mesa y realizamos un permanente intercambio”, concluye.
Acerca del SISSA
El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.
A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.
En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.
Sobre EUROCLIMA
EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.
El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones
A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA+ se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.
Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo
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