A medida que se incrementa la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos en países como Argentina, Chile y Paraguay, las autoridades y especialistas remarcan la necesidad de fortalecer los sistemas de alerta temprana, la articulación entre los servicios meteorológicos e hidrológicos y los servicios de manejo del fuego, así como también la capacitación del personal dedicado a estos temas.

 

El incremento en la ocurrencia e intensidad de las olas de calor y los incendios en América del Sur durante los últimos años se ha vuelto un fenómeno que preocupa a los distintos gobiernos y tomadores de decisiones de la región. El agravamiento de las condiciones de sequía y la disminución de las precipitaciones, así como el incremento en general de las condiciones meteorológicas que favorecen los incendios forestales, representan un riesgo para la biodiversidad en la región, la salud y la seguridad alimentaria de sus habitantes.

De acuerdo al reporte “El estado del clima en América Latina y el Caribe” publicado recientemente por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en 2023 los numerosos episodios de calor extremo registrados en múltiples zonas de Argentina agravaron las condiciones de sequía y los incendios forestales, alcanzando temperaturas excepcionales. A su vez, durante septiembre del año pasado Paraguay registró su marca térmica más alta a causa de una cúpula de calor, con focos de incendio que significaron graves inconvenientes para la población local.

Si bien los incendios son un fenómeno natural, que en la región es influenciado por fenómenos como el Niño o la Niña, la evidencia científica apunta a que el cambio climático influye cada vez más a exacerbar el problema. Asimismo, la quema de materiales orgánicos libera el carbono que los bosques o humedales almacenan a la atmósfera, representando también una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Muchos países han experimentado cambios en las zonas afectadas por incendios forestales y las temporadas de incendios se han prolongado.

En Chile, en la Región de Valparaíso, el 2 y el 3 de febrero de 2024 se desató un incendio de gran magnitud, con múltiples focos que se expandieron rápidamente hacia centros urbanos de Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache. Finalmente, se logró controlar la emergencia el día 4 de febrero, período en el cual el siniestro dejó un saldo de 123 víctimas fatales, afectando industrias, infraestructura de servicios y alrededor de 6.000 viviendas dañadas, de acuerdo con el reporte del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED). El área total quemada alcanzó las 9.216 hectáreas.

 

Reunión Grupo de Trabajo Monitoreo y Pronóstico

Foto: Ezequiel Marcuzzi.

 

Del otro lado de la cordillera de los Andes, durante los últimos años, particularmente sobre el noroeste de la provincia de Chubut, en Argentina se registraron también incendios muy importantes. Se destaca el ocurrido en la localidad de Cholila en 2015, con 28000 hectáreas quemadas, así como también el incendio de interfaz del poblado de Golondrinas en marzo de 2021, con más de 500 casas dañadas. Por último, el ocurrido en el verano de 2024 en el Parque Nacional Los Alerces y que también afectó parte de la provincia con un total de 7.485 hectáreas, amenazando poblaciones cercanas.

Con ese escenario planteado, el papel que la información meteorológica cumple a la hora de monitorear y pronosticar o predecir las condiciones meteorológicas que puedan derivar en incendios forestales es crucial. Desde el departamento de pronóstico de la DMC (Chile), organismo que está en contacto directo con la Corporación Nacional Forestal (CONAF), explican: “En Chile existen condiciones geográficas, climáticas y de urbanización que potencian la propagación de incendios. De acuerdo a información entregada por la CONAF para el periodo 2003-2023, menos del 1% de las causas de incendios fueron naturales. De lo anterior, se infiere que los incendios en su 99% han sido de origen accidental o intencional. Por otro lado, es sabido que los factores climáticos y meteorológicos interfieren en las condiciones potenciales y de propagación para los incendios”.

En relación a la información meteorológica y su importancia, consideran que “en un evento climático como la sequía, los datos asociados a índices de intensidad de sequía son relevantes en cuanto a estados de vegetación y disponibilidad de agua, factores que deben ser consideradas en la planificación preventiva de incendios en zonas vulnerables a este tipo de eventos. A ello se suma el incremento en verano de la frecuencia e intensidad de olas de calor, y un aumento sostenido de la temperatura del aire”. Además, los pronósticos a mediano y corto plazo permiten “conocer los períodos en que variables como las temperaturas máximas extremas, viento y humedad relativa pueden potenciar la propagación de focos de incendios”.

En Paraguay existe el Instituto Forestal Nacional (INFONA), organismo que trabaja en conjunto con el área operativa de la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH), en donde esta última suministra pronósticos de potencial de propagación de incendios. Gabriela Huttemann, Directora de la Dirección del Sistema Nacional de Información Forestal del INFONA comenta: “El Sistema de Monitoreo de Incendios Forestales es un conjunto de herramientas tecnológicas y procesos diseñados con el objetivo de recopilar, sistematizar, analizar y proveer información necesaria para la detección temprana, prevención, monitoreo, y mejora en la respuesta de los combatientes ante los incendios forestales. El sistema, con apoyo de sus diferentes herramientas, procesa los datos provistos por satélites para generar reportes diarios semi automatizados de monitoreo de incendios forestales, que incluyen datos de focos de calor, fuegos activos y zonas de riesgo de ocurrencia de incendios forestales a nivel distrital”.

 

SISSA Reunión

Foto: Ezequiel Marcuzzi.

 

Huttemann puntualiza: “En el país, la mayoría de los incendios son provocados por actividades humanas, ya sea de manera involuntaria o intencional, y estos se deben principalmente a malas prácticas en el manejo del fuego y a la falta de concienciación sobre los riesgos y consecuencias de los incendios”. Entre las malas prácticas señaladas por la Directora se encuentran la quema no controlada de residuos agrícolas y forestales, la quema de basura, la negligencia en la gestión de fuegos de campamento, fogatas, y colillas de cigarrillo, entre otros. Estas prácticas, combinadas con factores climáticos como altas temperaturas y baja humedad, aumenta la vulnerabilidad de los bosques y pastizales a la ignición, y crea condiciones propicias para la propagación del fuego”.

La Directora de la Dirección del Sistema Nacional de Información Forestal del INFONA señala que en términos climáticos, “Paraguay enfrenta desafíos significativos en relación con los incendios forestales, con su clima subtropical, caracterizado por estaciones bien definidas y sequías prolongadas. Así, el país experimenta condiciones propicias para la propagación de incendios durante los meses más calurosos y secos. Por este motivo, considero que la información meteorológica desempeña un papel esencial en los sistemas de monitoreo de incendios forestales, especialmente para predecir el riesgo de afectación a nivel de territorio”.

En Argentina, la evaluación del peligro de incendios implica “el monitoreo de las variables meteorológicas en diversas escalas temporales de agregación: a nivel diario, cada 10 días, mensual y cada 3 meses. Se construyen índices como el de peligrosidad de incendios, el índice estandarizado de precipitación o agua útil del balance de agua en el suelo. En el caso del Servicio Meteorológico Nacional esto se realiza empleando la información meteorológica de la red de medición en superficie”, afirma la Dra. Lorena Ferreira, Dirección Servicios Sectoriales de la Dirección de Pronóstico y Servicios para la Sociedad del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina.

Ferreira asegura que la información meteorológica tiene un importante rol en el monitoreo y pronóstico de condiciones que pueden aumentar el peligro de incendios, y explica que para complementar el diagnóstico meteorológico, “se emplea información proveniente de sensores remotos como humedad de suelo, índice de vegetación normalizada, estimaciones de precipitación, entre otros. La información satelital es útil, ya que permite monitorear donde no se cuenta con datos en tierra”.

Las variables clave para la gestión de riesgo

La comunicación fluida entre los distintos organismos encargados del manejo del fuego en los países y los servicios hidrológicos y meteorológicos es la clave para lograr el éxito, tanto en la prevención como en la actuación rápida una vez desencadenado el fuego. Ezequiel Marcuzzi es Lic. en Ciencias de la Atmósfera y trabaja en la Dirección de Planificación y Prevención del Servicio Nacional de Manejo del Fuego de Argentina. Comenta que la mayor ocurrencia de incendios en el país es por causas antrópicas: “Si bien existen variaciones de acuerdo a las regiones, en promedio ronda el 95% de los casos. La causa natural se refiere a la ocurrencia de incendios por rayos. En cuanto a la información meteorológica es muy importante, debido a que a partir de ella se pueden calcular indicadores que nos permiten hacer un seguimiento de las condiciones de peligro de incendios y una vez iniciado un foco, las variables meteorológicas determinan, junto a las características de la vegetación y a la orografía, el comportamiento que fuego puede presentar”.

 

Foto: Ezequiel Marcuzzi.

 

En lo que hace a la provisión de la información, el SMN brinda datos al Sistema Nacional de Manejo del fuego para que puedan efectuar los análisis y tomar decisiones según la situación y competencia. “Cuando se produce una situación de incendio, el Servicio en colaboración con el SNMF brinda apoyo con pronósticos meteorológicos especiales”, asegura Ferreira.

“Para evaluar el peligro de incendios, en Argentina, se utiliza el Índice de Peligro de Incendios FWI (Fire Weather Index, por sus siglas en inglés) que es la componente meteorológica del Sistema de evaluación de peligro de incendios forestales de Canadá” aporta Marcuzzi. “Este es un índice que, luego de una minuciosa evaluación y dada su adaptabilidad a los diferentes climas y a la capacidad de calcularlo en nuestro país, se adoptó a partir del año 2000 con la asistencia del Servicio Forestal de Columbia Británica de Canadá”.

El FWI representa el combustible muerto “el principal propagador de los incendios, pero para un mejor análisis es necesario su complementación con otras herramientas para determinar el estado del combustible vivo. En este punto, la información de índices de sequías, disponibilidad de agua en el suelo e información satelital que permite estimar el estado de la vegetación, son datos que completan el análisis. Una vez iniciado un incendio, a través de la información satelital es posible detectar focos de calor de manera temprana y calcular áreas afectadas”, completa el integrante del Servicio Nacional de Manejo del Fuego.

“Las variables meteorológicas mencionadas, la evaluación de estos pronósticos y las perspectivas climáticas permiten un análisis del peligro de incendio en las condiciones futuras cercanas”, complementa Ferreira, que señala que “en contexto de sequía, la información relevante como los productos de balance de agua en el suelo y la información satelital de humedad de suelo resulta de especial interés, como así también las perspectivas climáticas que permiten evaluar la intensificación del evento o la posibilidad de un cambio”.

En Paraguay el INFONA es la Autoridad de Aplicación de la ley de Manejo Integral del Fuego y lidera la Red de Manejo Integral del Fuego (RedMIF), “un órgano consultivo que reúne a instituciones gubernamentales, no gubernamentales y de la sociedad civil y cuya función principal es brindar apoyo técnico y facilitar la coordinación de acciones entre las diferentes instituciones involucradas en el manejo integral del fuego, entre ellas la DMH”, detalla Huttemann.

Y destaca: “La herramienta de estimación del riesgo de ocurrencia de incendios forestales es una parte fundamental del Sistema de Monitoreo de Incendios Forestales, la cual se basa en el análisis espacial multicriterio, donde las capas con información geográfica son utilizadas para la construcción de escenarios de riesgo finales que integran el análisis de todas las variables, indicadores e índices relevantes. El análisis de riesgo utiliza variables que consisten en pronósticos de temperatura máxima, humedad relativa mínima, velocidad del viento máxima y la distancia de los focos de calor y fuegos activos”.

Desde la CONAF remarcan que en Chile, “durante el desarrollo y combate del incendio, la continua entrega y actualización de la información meteorológica en terreno en ocasiones de incendios de gran magnitud tiene un papel fundamental para el monitoreo y programación de las acciones de combate del incendio”.

 

Foto: Ezequiel Marcuzzi.

 

Desafíos a futuro

Los distintos países advierten que todavía existen faltantes y oportunidades de mejora que permitan mejorar y complementar el circuito de predicción, manejo y mitigación de incendios. “Paraguay enfrenta varios desafíos en cuanto a prevención y manejo de fuego, entre ellos aumentar la concienciación ciudadana sobre el uso del fuego y los riesgos que conlleva el mal manejo del mismo, incrementar la capacidad de respuesta a través del fortalecimiento de capacidades y de recursos necesarios en todo el territorio, mejorar la coordinación interinstitucional para la respuesta a incendios forestales, y seguir desarrollando herramientas para fortalecer el monitoreo, principalmente en cuanto a predicción del comportamiento de los incendios forestales”, afirman desde el INFONA.

Desde el SMN, Lorena Ferreira destaca la necesidad de “mejorar la incorporación de información de redes de terceros para la generación de productos con mayor resolución espacial; fortalecer el trabajo con el sector de protección civil, parques nacionales y usuarios; definir umbrales de afectación y peligrosidad de variables meteorológicas; potenciar el uso de información satelital; y fomentar la capacitación sobre la temática”.

A eso Marcuzzi agrega: “Es necesario continuar con la implementación del Sistema Nacional de evaluación de peligro de Incendios e incrementar la cobertura de datos, especialmente en zonas con orografía compleja, además de avanzar en el uso de modelos de mayor resolución”.

Por último, los desafíos en Chile rondan “la necesidad de evaluación y conocimiento de las condiciones climáticas y factores incidentes en incendios producidos; el refuerzo de redes de monitoreo, tanto de estaciones meteorológicas como instrumentos técnicos de manejo de fuego, y principalmente apoyar una cultura preventiva ante incendios forestales en la comunidad”, sugieren desde la CONAF.

 

 

Acerca del SISSA

El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.

A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.

En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.

 

Sobre EUROCLIMA

EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.

El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones

A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA+ se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.

Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo

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Para más información sobre Gestión y reducción del riesgo de desastre: sequías e inundaciones, escriba al correo: gestiondelriesgo@euroclimaplus.org