Hoy, la sequía es considerada como uno de los desastres más importantes que sufre Brasil. La sequía genera pérdidas de muy alto impacto económico y social en el país, con impactos negativos en la agricultura y ganadería para consumo interno y exportación y efectos como la falta de abastecimiento de agua para uso humano e incremento en la inseguridad alimentaria, la baja en la generación de energía hidroeléctrica, el incremento de los incendios forestales, el deterioro del recurso pesquero de agua dulce y las limitaciones al transporte fluvial, entre los más conocidos.
La sequía resulta una amenaza climática de gran relevancia, que afecta la economía tanto de las personas como del país en su conjunto, con consecuencias negativas actuales y a futuro en las condiciones de vida de su población. El SISSA calculó que el número de personas que vivían en un territorio expuesto potencialmente a algún nivel de riesgo de sequía en el país (bajo, medio o alto), tomando como base los segundos diez días de septiembre de 2021, eran más de 2 millones de habitantes, un 23% del total del país (Naumann y otros, 2022, p. 33).
Las áreas de mayor afectación generalmente son el Altiplano (departamentos de Cochabamba, Oruro, Potosí y La Paz), los valles interandinos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija y los departamentos de Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca en la región del Chaco (VIDECI, 2012; p. 26); es decir, 7 de los 9 departamento que forman parte de Bolivia.
Para conocer más, descargue el policy brief Consolidando un plan nacional para enfrentar la sequía en Brasil.