Durante el primer trimestre de 2024 las distintas regiones de este país se vieron afectadas de distinta manera por el fenómeno, que ocasionó desde incendios forestales hasta desbordes de grandes ríos. Según las predicciones realizadas por los centros mundiales de predicción, durante finales de otoño y principios de invierno se producirá una transición de El Niño a la neutralidad, con altas probabilidades de que se desarrolle un evento de La Niña a partir de la segunda mitad del año.

 

Los impactos de El Niño no han pasado desapercibidos en lo que va de este año en Brasil. La intensificación de la sequía en el nordeste; los incendios forestales en el norte; y las intensas lluvias que generaron no solo pérdidas económicas en el sector agrícola sino también de vidas humanas, han sido algunas de las consecuencias que este Niño ha dejado, pese a que la comunidad científica local coincide en que ya se encuentra en proceso de debilitamiento. Las altas temperaturas están siendo -sin embargo- el denominador común para todo el planeta: según el Informe del Estado Global del Clima 2023 publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la temperatura media mundial de la superficie fue de 1,45 grados centígrados por encima de la media histórica de 1850/1900, confirmando que 2023 fue el año más cálido registrado.

Al ser consultado acerca de hasta cuándo se espera que continúe El Niño, José Marengo, Coordinador de Investigación y Desarrollo del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (CEMADEN), apunta: “Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (en inglés, NOAA), El Niño se debilitó durante el verano de 2024 y debería debilitarse aún más hasta mediados de año siendo seguido por un fenómeno de La Niña, aunque sea muy temprano para decir que tan intenso será”.

Al respecto, Danielle Ferreira, investigadora del Instituto Nacional de Meteorología de Brasil (INMET), explica y afirma acerca de la duración del fenómeno: “El Niño ocurre cuando hay un calentamiento en el Océano Pacífico Ecuatorial de 0,5ºC por encima del promedio y esto es lo que sucedió desde junio de 2023. En diciembre del año pasado se registró el valor más alto de 2,0ºC por encima del promedio, alcanzando la mayor intensidad del fenómeno. Entre los meses de febrero y marzo de 2024 estos valores fueron disminuyendo de 1,5ºC a 1,3ºC, indicando el debilitamiento de El Niño, manteniéndose aún en la categoría moderada. La previsión indica que durante finales de otoño y principios de invierno se producirá una transición de El Niño a la neutralidad”.

En cuanto a los impactos actuales sufridos, Marengo consigna que las lluvias en la Amazonia continuaron siendo menores que las normales, “aunque llovió más que en septiembre-noviembre de 2023”. En cuanto a la sequía, Marengo relata que el estado de Roraima experimentó situaciones críticas ya que “se generaron incendios forestales”. Mientras tanto, el Nordeste de Brasil “aún presenta áreas con sequía”. Ferreira agrega que en esa región, “los efectos han sido más locales, ya que la combinación de calor y alta humedad reforzada por la influencia de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) ha provocado precipitaciones superiores al promedio (tonos de azul en la Figura 1)”.

 

Reunión Grupo de Trabajo Monitoreo y Pronóstico

Figura 1 – Anomalías de precipitaciones del trimestre Enero-Febrero-Marzo 2024 calculadas a partir de datos del INMET.

Transiciones rápidas y eventos extremos
La sequía y la crisis hídrica son otra de las caras de El Niño en Brasil. Actualmente, “Una de las preocupaciones es la cuenca del Plata, donde hay una situación de déficit hídrico en los últimos 10 años que fue en parte aliviada por las lluvias abundantes durante El Niño, pero podría intensificarse nuevamente en un escenario de La Niña”, señala el investigador del CEMADEN.

Danielle Ferreira coincide con Marengo y señala que “en los últimos tres meses, zonas de las regiones norte, centro-oeste, así como parte de los estados de San Pablo, Minas Gerais y Paraná, han experimentado precipitaciones por debajo del promedio (tonos de naranja en la Figura 1), debido a la combinación de los efectos del fenómeno de El Niño y el Atlántico Tropical más cálido de lo normal”.

Por otro lado, la investigadora del INMET explica que el calor observado en parte del país en los últimos meses “es un reflejo de los impactos del fenómeno de El Niño, que tiende a aumentar la temperatura en varias regiones de Brasil. Las temperaturas promedio del aire estuvieron por encima de la media, especialmente en la parte central del país (tonos de naranja en la Figura 2)”.

Un factor que llamó la atención de las y los investigadores a nivel regional fue la rápida transición de La Niña a El Niño en los primeros meses de 2023. Según una investigación realizada por el INMET, de los 12 meses de 2023, nueve tuvieron promedios mensuales de temperatura por encima de la media histórica (1991/2020), especialmente en septiembre, siendo esta la desviación más alta (diferencia entre el valor registrado y la media histórica) desde 1961, con 1,6 grados centígrados por encima de la climatología de la media histórica. Además, el INMET consignó que a lo largo de ese año Brasil enfrentó nueve episodios de ola de calor, reflejando los impactos de El Niño.

 

SISSA Reunión

Figura 2 – Anomalías de temperatura del aire promedio de diciembre/2023 a febrero/2024. Fuente: INMET.
 

En ese sentido, Marengo compara a este Niño con otros y evalúa: “En términos de anomalías de temperatura de superficie del mar, El Niño de 2023-2014 fue intenso, comparable al evento de 2015-16, con sequías en la Amazonía y lluvias intensas en el sur de Brasil durante la segunda mitad de 2023. Lo que hace a este Niño 2023-24 diferente es que vino acompañado del calentamiento en otros océanos en el mundo, todo el Atlántico norte del Ecuador estuvo más caliente que lo normal, lo mismo que el Pacifico Norte y el Océano Indico, y la mayor intensidad se dio en la primavera de 2023 y no en el verano, a diferencia de otros episodios de El Niño en donde el mayor calentamiento del Pacífico tropical se da en el verano”.

En cuanto al exceso de precipitaciones registrado, Ferreira explica que “la combinación de sistemas meteorológicos como frentes fríos y bajas presiones viene provocando lluvias, principalmente en Rio Grande do Sul (tonos de azul en la Figura 1), el estado que ha sufrido el mayor efecto del fenómeno de El Niño”. En términos de la productividad agrícola esto ha significado un problema, y de acuerdo a un informe emitido este mes por la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), se espera que la cosecha de granos en el país caiga un 8% con respecto al año anterior, lo que la situará en 294,1 millones de toneladas de cereales, leguminosas y oleaginosas.

La entidad atribuye las pérdidas a la intensidad del fenómeno de El Niño, que en 2023 influyó en distintas etapas de siembra y desarrollo de los cultivos en las regiones productoras de Brasil. Esto se tradujo en un descenso de la productividad media del campo brasileño, desde los 4.072 kilogramos por hectárea hasta los 3.744.

La pérdida de vidas también es otro de los puntos delicados en donde los gobiernos deben contar con información certera y herramientas de monitoreo y pronóstico que les permitan tomar acción para prevenir y mitigar los impactos de estos eventos extremos. Marengo puntualiza que durante estos meses “los gobiernos locales tomaron las medidas razonables, pero aun así los impactos fueron grandes. En el sur de Brasil por ejemplo, el Río Taquari se desbordó en septiembre de 2023 y eso mató cerca de 60 personas, provocando además daños inmensos en la agricultura e infraestructura. Si bien se emitieron alertas previas para prevenir este desastre y eso salvó más vidas, los muertos fueron en parte personas vulnerables y mayores de 60 años que no consiguieron evacuar sus casas a tiempo”.

 

Incendios en el Pantanal brasilero. Foto: Gustavo Figueroa, SOS Pantanal.

 

Acerca del SISSA

El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.

A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.

En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.

 

Sobre EUROCLIMA

EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.

El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones

A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA+ se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.

Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo

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