El último evento 2023-2024 tardó en manifestarse de manera clara en el país, con precipitaciones que se volvieron más intensas recién a fines del año pasado. Se pronostica una etapa de neutralidad breve, a la espera del desarrollo de un futuro evento de La Niña.

 

Luego de la actualización publicada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en marzo pasado, en donde se comunicó que existe alrededor de un 60% de posibilidades de que El Niño persista hasta mayo próximo y un 80% de probabilidades de que se manifiesten condiciones neutrales de abril a junio, se concluyó que el fenómeno en curso se convirtió en uno de los cinco eventos más fuertes registrados, aunque más débil que los Niños registrados en 1997/98 y 2015/2016. “Las temperaturas de la superficie del océano en el Pacífico ecuatorial han reflejado claramente El Niño. Pero las temperaturas de la superficie del mar en otras partes del mundo han sido persistentes e inusualmente altas durante los últimos 10 meses. La temperatura promedio global de la superficie del mar de enero de 2024 fue, con mucho, la más alta registrada para enero. Esto es preocupante y no se puede explicar solo por El Niño”, expresó Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM.

En un contexto de cambio climático producido por la actividad humana, las alertas tempranas y la preparación continúan siendo esenciales para limitar los daños en la sociedad en general y en particular en sectores tales como la agricultura, los recursos hídricos y la salud.

Desde el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, José Luis Stella, que se desempeña en la Dirección Nacional de Ciencia e Innovación en Productos y Servicios, comenta que hace alrededor de un año atrás, en abril de 2023, cuando se comenzó a hablar del cambio de las condiciones de la Niña hacia un evento de El Niño, “se originaron muchos requerimientos por los posibles impactos que podrían llegar a haber. Nos contactaron desde las provincias, Defensa Civil, Bomberos por todo lo que se había anticipado que podía ocurrir”. Al hacer una cronología de cómo se manifestó El Niño en el país y sus impactos, Stella recuerda que “si bien lo primero que se observó fue el calentamiento del océano Pacífico tropical, eso no se terminaba de acoplar con la circulación, y este proceso fue más lento que en otros casos. En el invierno del año pasado una de las zonas más afectadas fue la Patagonia, donde hubo lluvias y nevadas muy frecuentes, pero la región húmeda, en especial la zona núcleo (que incluye el norte de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba) fue muy castigada por la continuidad de la sequía y tuvo un invierno bastante más seco de lo que se hubiera esperado”.

En el centro y este de Argentina, las primeras señales claras de El Niño se vieron en septiembre de 2023: “cuando en el océano Pacífico tropical se terminó de acoplar la circulación atmosférica con el calentamiento oceánico. Empezó a llover en todo lo que es la zona del norte del litoral de Argentina y el sur de Brasil. Incluso hubo crecida de ríos, inundaciones, todo sucedió muy rápido y de manera más localizada, no fue una señal muy amplia”, explica Stella. La primavera trajo además una moderación de las temperaturas hacia octubre, tanto en la Patagonia como en el centro de Argentina. Ya para diciembre “el impacto fue mucho más generalizado, con tormentas fuertes que se produjeron, en lugares como la provincia de Buenos Aires, y la ocurrencia de eventos extremos, que con El Niño comenzaron a favorecerse. Un ejemplo de esto fue la fuerte tormenta sucedida en la ciudad de Bahía Blanca, y otras tormentas fuertes con granizo en varias otras provincias, como por ejemplo Córdoba. La influencia de El Niño siguió luego de manera oscilante y errática y enero fue como la oveja negra, nos sorprendió bastante porque fue un mes inusualmente cálido y seco para lo que es un típico verano El Niño”, destaca el investigador del SMN.

 

Reunión Grupo de Trabajo Monitoreo y Pronóstico

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional.

Un Niño atípico y una corta transición hacia La Niña
Contrariamente a lo que se esperaba a partir del conocimiento del comportamiento en eventos de el Niño anteriores, la moderación de temperaturas que en promedio trae El Niño no se vio reflejada en este evento en particular en el cálido verano que vivió Argentina, que incluso atravesó una ola de calor que se extendió por todo el territorio entre enero y febrero. “Fue el enero más cálido y más seco para un evento Niño que tenemos registrado. Eso nos lleva a replantearnos un poco cómo puede cambiar la señal de El Niño o La Niña en un contexto de calentamiento global, y la tendencia que observamos en Argentina en ese sentido es muy significativa”, comenta José Luis Stella. “Esta tendencia a tener más calor de lo normal podría llegar a estar influenciando a que la señal de El Niño en verano se vea modificada también en las lluvias”, sugiere.

Stella menciona que la influencia de El Niño se volvió a manifestar de manera clara entre marzo y abril. “Se combinaron otros forzantes de menor escala que hicieron que ese impacto sea mayor en toda la zona del centro-este del país”. En la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires se registraron también inundaciones. En marzo el norte del país “tuvo otra inusual ola de calor y en el sur del país las temperaturas fueron más frías que lo habitual, un mes muy extremo en todos los sentidos. Abril en cambio se presentó como lo esperábamos en un típico evento El Niño: hace mucho que no veíamos un mapa con anomalías de precipitación positivas tan generalizadas”, puntualiza. A nivel país fue el abril más lluvioso desde 1998, también dentro de un otoño Niño, advierte.

En comparación con otros episodios más recientes de El Niño, el integrante del SMN de Argentina recuerda que en 2016 “tuvimos algo parecido, y en el 2007, que también salíamos de un Niño e íbamos hacia otra Niña, las lluvias con sus impactos fueron similares. Podríamos decir que este otoño sería por ahora la estación donde tuvimos la señal más clara de este evento, porque la primavera fue bastante errática a pesar de que tuvo un inicio fuerte. Ha sido un Niño, no tan típico”, concluye.

 

SISSA Reunión

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional.
 

En cuanto a la transición y el posible avance hacia La Niña, “los modelos probabilísticos indican que la neutralidad sería corta. Habría una transición bastante rápida y La Niña se instalaría rápido, por lo menos en las condiciones del océano. Analizando la información de los distintos centros se puede decir que el Centro Meteorológico de Australia ya declaró la neutralidad, la finalización de El Niño. Vamos a tener que estar atentos a qué pasa en el invierno, entre neutral o Niña y se perfila que esta transición va a ser bastante activa, en el sentido que podríamos tener más frecuencia de entradas de aire polar, ya deberíamos empezar a ver algún cambio en señal a esta inminente neutralidad. Es de destacar que venimos de atravesar un año extremadamente cálido y este año también empezó en la misma sintonía”, comenta.

Por último, Stella remarca el interés que hoy demuestra el público en general por los fenómenos climáticos como El Niño: “Esta vez se notó mucho más que con respecto a otros años, la gente buscó informarse sobre el tema. Quizás porque hacía mucho que no teníamos un evento Niño y nos habíamos acostumbrado mucho a la sequía, a la falta de lluvias. Está bueno que la población esté más alerta sobre el clima y el cambio climático, sobre todo por los extremos, que naturalmente son cada vez más frecuentes”.

 

Imagen de radar minutos antes del impacto de la tormenta severa sobre Bahía Blanca. Fuente: SMN Argentina.

 

Acerca del SISSA

El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.

A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.

En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.

 

Sobre EUROCLIMA

EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.

El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones

A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA+ se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.

Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo

Contactos

Para más información sobre Gestión y reducción del riesgo de desastre: sequías e inundaciones, escriba al correo: gestiondelriesgo@euroclimaplus.org