La intensa tormenta registrada a fines de junio podría ser uno de los signos de la formación de un patrón de circulación que favorecería condiciones para lluvias tipo Niño en Chile. Aún así, todavía existe incertidumbre sobre el impacto de este fenómeno en la cantidad de las precipitaciones, y cuánto ayudará a mitigar la prolongada sequía que experimenta el país desde 2010.

 

“El Niño sí está impactando en Chile, pero todavía no hay tanta claridad de que esté afectando en las precipitaciones. La pregunta que queda a resolver en lo inmediato es si este Niño va a ser el empujón de un cambio de mayor duración”. Con estas palabras, Diego Campos, meteorólogo que se desempeña en la Oficina Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), retrata el panorama actual que se vive en su país, en donde este fenómeno de El Niño en desarrollo ha comenzado a influenciar en ciertas fluctuaciones en las temperaturas pero todavía no se ha expresado en su total complejidad. A principios del mes de julio, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunciaba que las condiciones de El Niño habían comenzado a manifestarse en el Pacífico tropical por primera vez en siete años, aunque “persiste cierta incertidumbre en sus características debido a que el acoplamiento océano-atmósfera es todavía débil, lo que resulta crucial para la amplificación y el mantenimiento de El Niño. Se prevé que habrá que esperar aproximadamente un mes más para observar un acoplamiento plenamente establecido en el Pacífico tropical”.

Cabe recordar que El Niño tiene lugar aproximadamente entre cada dos a siete años, y los episodios tienen una duración estimada de alrededor de 12 meses. Se trata de un patrón de variabilidad climática natural que se asocia al calentamiento anómalo de las temperaturas superficiales del océano Pacífico tropical central y oriental.

A la espera de la manifestación clara de El Niño, Campos recuerda que la historia sobre el descubrimiento de este fenómeno climático tiene algunas similitudes con la del pequeño protagonista de la serie The Mandalorian (apodado “the child” en inglés): “Al igual que en la serie, el origen de El Niño fue algo que tomó tiempo en revelarse; al principio se conocieron los impactos y cómo funcionaba. Así, estudios recientes han demostrado que un debilitamiento en los vientos alisios suele ser el precursor de los cambios oceánicos-atmosféricos que derivan en el nacimiento de El Niño. Pero no cualquier debilitamiento es suficiente, debe ser grande”, explica el integrante del grupo de trabajo de Monitoreo y Pronóstico del SISSA.

 

Reunión Grupo de Trabajo Monitoreo y Pronóstico

La fotografía de Martín Bernetti, de la agencia AFP, del Embalse Collahue, dio la vuelta al mundo en 2022 como reflejo de la megasequía en Chile. 

A la fecha, la información con la que cuenta la DMC indica “un calentamiento en la costa sudamericana, la costa de Ecuador y la de Perú, pero ese calentamiento también se ha extendido hacia el sur impactando en la temperatura del mar en buena parte de la costa de Chile”. Al comparar los datos de la serie con la normalidad, “vemos que estos últimos tres años de La Niña las estaciones costeras del norte Chile estuvieron más frías de lo normal, prácticamente en todos los meses. Pero a medida que empezó a calentarse la temperatura del mar en esa zona, esas anomalías pasaron a ser positivas y hoy por hoy vemos que prácticamente todo este año han estado más altas de lo normal esas temperaturas. Esto no significa que ha hecho muchísimo calor, pero sí que ha estado por encima del promedio y eso lo podemos relacionar directamente con el calentamiento asociado a El Niño en Sudamérica”, comenta el meteorólogo de Meteochile.

Más lluvias, la esperanza contra la sequía

Según define la OMM, El Niño “suele asociarse a un aumento de las precipitaciones en algunas zonas del sur de Sudamérica, el sur de Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia central”. En esa línea, “se espera como respuesta de El Niño que la zona centro-sur de Chile sea más lluviosa en invierno. Hace unas semanas tuvimos una tormenta de ese estilo y cuando comenzamos a buscar ciertos elementos en la circulación atmosférica y en dónde estaban las altas y las bajas presiones vimos que hay mucha incertidumbre sobre si en esa tormenta en particular El Niño tuvo algo que ver. Lo que sí estamos viendo es que se está formando el patrón de circulación que comenzaría a favorecer sistemas de lluvias tipo Niño en Chile. Pero por ahora es un poco aventurado afirmar que El Niño ya está impactando en las lluvias del país”, sentencia Campos.

La pregunta que resuena en muchos ámbitos del país es si este Niño en ciernes traerá algún alivio a la sequía más extensa que registra Chile. “Nosotros tenemos una sequía que es la más extensa registrada, denominada la megasequía. Y cuesta pensar que una sola lluvia va a terminar por completo con la sequía, por más fuerte que sea. En El Niño están las esperanzas. Los modelos climáticos están todos prácticamente de acuerdo en que el trimestre de invierno y el de julio-agosto-septiembre, donde ya comenzaría la primavera, deberían ser más lluviosos de lo normal en buena parte de Chile. De cumplirse este pronóstico debería al menos, reducir la sequía a corto plazo”.

 

SISSA Reunión

Entre el 21 y el 25 de junio afectó la zona centro sur de Chile un sistema frontal cuya principal condición fue la Isoterma cero alta. Foto: gentileza DMC.


¿Son comparables entre sí los episodios de El Niño registrados? ¿Influye en su desarrollo la actividad humana?
“Cuando se miran las temperaturas del mar previo al inicio de El Niño de 1997 por ejemplo, y se observan las temperaturas de ahora hay prácticamente un mundo de diferencia. Las temperaturas del océano en prácticamente todo el planeta están mucho más cálidas hoy que lo que estaban en 1997. Cuando ese Niño llegó fue la gran señal del calentamiento que se estaba registrando en todo el planeta. Pero hoy tenemos grandes señales en el Atlántico Norte, Atlántico Sur, en el Pacífico Suroccidental, entonces este Niño pasa a ser una más de estas zonas cálidas”, explica el meteorólogo de la DMC. “Es terreno desconocido saber cuál va a ser el impacto real que tenga El Niño o cómo va a saber reaccionar con este entorno mucho más cálido. Cada Niño que venga va a ser distinto de los otros, justamente porque están inmersos en esta tendencia de largo plazo, lo que hace super difícil compararlos entre sí. A pesar de que tengan más o menos la misma anomalía y que se estén desarrollando más o menos en el mismo período del año, la base o el telón de fondo es muy distinto, y es muy probable que todo lo que estamos viendo hoy tenga un grado de atribución al cambio climático”, afirma.

“Las alertas tempranas y la acción anticipatoria de los fenómenos meteorológicos extremos asociados a este importante fenómeno climático son vitales para salvar vidas y medios de subsistencia», aseguró el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, en el comunicado emitido en julio pasado. En relación a las medidas de preparación necesarias en Chile, Diego Campos advierte que es necesario “trabajar de la mano, instituciones como la Dirección Meteorológica junto con el Servicio de Emergencias, para ser mucho más ágiles en responder. Pero hay eventos en los que aún cuando hagas todo lo que está a tu alcance pueden haber pérdidas. Entonces necesitamos que la sociedad en su conjunto también colabore”.

Como ejemplo el integrante del grupo de trabajo de Monitoreo y Pronóstico del SISSA explica que en Chile hay mucha población que vive en las laderas de la cordillera de los Andes “y es muy difícil gestionar acciones para evitar la crecida de ríos que han sido cada vez más tomados por la civilización y que no son lo que eran hace cinco años. Ahí existe un riesgo que va aumentando, y nos exponemos porque uno de los grandes problemas que tienen períodos tan grandes de sequía como el que está viviendo Chile es que se pierde la memoria de que pueden ocurrir eventos de precipitación intensos, y eso nos hace relajarnos de preocupaciones tan básicas como limpiar la salida de agua en las calles para que no se inunde cuando llueve”. En ese sentido, manifiesta que “las autoridades deberían reforzar las alertas tempranas”. En este punto, la DMC es el organismo técnico encargado de la información meteorológica que se entrega a las autoridades correspondientes para la toma de decisiones preventivas.

 

Las regiones afectadas por el sistema frontal fueron: Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía y Los Ríos. Foto: gentileza DMC.

 

Acerca del SISSA

El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.

A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.

En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.

 

Sobre EUROCLIMA

EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.

El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones

A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA+ se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.

Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo

Contactos

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