Imagen: El agua de un camión cisterna está siendo racionada en un barrio de La Paz, Bolivia, en medio de una grave escasez de agua durante la sequía de 2016/17. Fotografía : Aizar Raldes/AFP/Getty Images.

Conversamos con el Ingeniero Agrónomo Cristian Aliaga Ocaña, Director de Estudios, Productos y Riesgos del Instituto del Seguro Agrario de Bolivia, institución que está bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.

CRC-SAS: ¿Cómo es la situación actual en Bolivia en cuanto a sequías y déficits hídricos?

Las condiciones del clima en Bolivia han estado marcadas en el último trimestre por ligeras variaciones de precipitaciones por debajo lo normal. Esta situación no afecta a la agricultura del occidente del país, pues esta region se encuentra en época de descanso o estiaje, pero sí afecta a lugares con siembras de invierno (por ejemplo, valles bajos con riego y valles mesotérmicos de Santa Cruz, así como al trópico).

A lo largo de la primera mitad de 2020, la tendencia del fenómeno El Niño ha sido a la normalidad. Esto significa un comportamiento normal del clima en el continente, pero también implica condiciones de escasa precipitación (normal) en Chaco, Chiquitanía, Cono Sur de Cochabamba, Zona Andina, Altiplano Sur, Altiplano Central y otras regiones típicamente secas. Sin embargo, de acuerdo a un resumen mensual del estado de El Niño, La Niña y la Oscilación Sur o ENOS, la temperatura superficial del Océano Pacífico en la región Niño 3.4 (120-170°W – 5°S-5°N), en octubre de 2020 está aproximadamente 1 grado C por debajo del promedio, y todas las variables atmosféricas clave son consistentes con las condiciones de La Niña (Figura 1).

Figura 1. Anomalías de temperatura superficial del océano en octubre de 2020. Las anomalías se calculan con respecto a una climatología para el período 1971-2000. Fuente: IRI International Research Institute for Climate and Society, Universidad de Columbia.

CRC-SAS: ¿Cómo es la situación actual en Bolivia en cuanto a sequías y déficits hídricos?

Las condiciones del clima en Bolivia han estado marcadas en el último trimestre por ligeras variaciones de precipitaciones por debajo lo normal. Esta situación no afecta a la agricultura del occidente del país, pues esta region se encuentra en época de descanso o estiaje, pero sí afecta a lugares con siembras de invierno (por ejemplo, valles bajos con riego y valles mesotérmicos de Santa Cruz, así como al trópico).

A lo largo de la primera mitad de 2020, la tendencia del fenómeno El Niño ha sido a la normalidad. Esto significa un comportamiento normal del clima en el continente, pero también implica condiciones de escasa precipitación (normal) en Chaco, Chiquitanía, Cono Sur de Cochabamba, Zona Andina, Altiplano Sur, Altiplano Central y otras regiones típicamente secas. Sin embargo, de acuerdo a un resumen mensual del estado de El Niño, La Niña y la Oscilación Sur o ENOS, la temperatura superficial del Océano Pacífico en la región Niño 3.4 (120-170°W – 5°S-5°N), en octubre de 2020 está aproximadamente 1 grado C por debajo del promedio, y todas las variables atmosféricas clave son consistentes con las condiciones de La Niña (Figura 1).

Figura 1. Anomalías de temperatura superficial del océano en octubre de 2020. Las anomalías se calculan con respecto a una climatología para el período 1971-2000. Fuente: IRI International Research Institute for Climate and Society, Universidad de Columbia.

Históricamente las sequias más severas ocurridas en el país datan del 1982/83 y 1997/98 donde sus efectos sociales y productivos fueron catastróficos.   Una última sequia de similar magnitud ocurrió en 2016/17, sin embargo, a diferencia de las últimas dos, el efecto social y productivo no fue tan severo, debido a que tenemos un Estado más resiliente, resultado de la conjunción e implementación de diferentes políticas sociales y productivas que se han venido desarrollando e implantando gradualmente en estos más de 10 años que tiene la última constitución política de Bolivia.

CRC-SAS: ¿Cuáles fueron esos impactos sociales?

Particularmente, en la sequía de 1982/83, hubo un flujo migratorio campo-ciudad muy importante, y esto incluso llegó a configurar nuevas áreas urbanas. Por ejemplo, la ciudad de El Alto, ubicada en el departamento de La Paz, así como diferentes localidades a lo largo del Trópico de Cochabamba, son resultado también de aquel fenómeno climático.

Haciendo una comparación de los efectos sociales y productivos de la sequía ocurrida en 1982/83 con la última sequía de los años 2016/17, el impacto de este evento más reciente no ha sido tan marcado. Por ejemplo, no se tuvo déficit alimentario –que es un problema que preocupa mucho a los Estados-. Sin embargo, sí ha habido falta de agua para consumo de la población, entonces se generaron mecanismos para abastecer a algunas ciudades de agua para consumo. En La Paz, por ejemplo, se tuvo que racionalizar el uso del agua.

En el país, en estos últimos años se han ido implementado diferentes proyectos, como el programa “Mi Agua”, que en sus cuatro primeras ediciones, llevó beneficios a más de 450.000 habitantes  de 87 municipios paceños, ampliando la cobertura en la provisión de agua potable y saneamiento en ciudades periurbanas y pequeñas comunidades del área rural. En su quinta versión, “Mi Agua” tenía previsto instalar 30 mil conexiones de agua potable en beneficio de las familias más empobrecidas de los municipios del país.

CRC-SAS: Considera que, a nivel regional, y específicamente en Bolivia, ¿existe una buena transferencia de la información entre los organismos científico-técnicos y los tomadores de decisión a nivel político?

CA: Considero que a nivel regional, en los países que conforman el Consejo Agropecuario del Sur, ha habido importantes esfuerzos, y se destacan algunos sistemas de información de países hermanos como Argentina, Brasil y Uruguay. Sin embargo la innovación y los nuevos sistemas de información van mejorando año a año y es importante seguirles el ritmo y asesorar a los tomadores de decisión.

En Bolivia poco a poco y de manera gradual se vienen generando nuevas políticas referidas a la Gestión Integral de Riesgo (GIR), se tienen importantes normas -como la Ley 602 de Gestión de Riesgos, la Ley 144 de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria y la Ley 777 del Sistema de Planificación del Estado-. Estas políticas y leyes establecen responsabilidades a los diferentes actores vinculados con el Desarrollo y con GIR, tanto en los niveles nacional como subnacional. Todo este marco jurídico busca articular a todos los actores: gobierno nacional, gobiernos subnacionales y también actores sociales. Entre los actores sociales, son muy importantes las universidades, para transferir conocimientos y alternativas para hacer frente, por ejemplo, a la sequía.

Desde la óptica agrícola, en Bolivia, desde 2011, se viene implementando de manera gradual y progresiva el Seguro Agrario Universal “Pachamama”, en el que participan más del 56% de municipios que tiene el país (ver Figura 2).  Es un seguro sui-generis, pues contrariamente a lo que acontece en otros países de la región, en Bolivia se empezó por proteger a la Agricultura Familiar a través de un seguro catastrófico, contra riesgos climáticos, como son sequías, inundaciones, granizadas y heladas, enfocados en las poblaciones más vulnerables. En estos 8 años se han indemnizado por más de 20 millones de dólares a más de 170 mil productores y productoras que han perdido sus cosechas como consecuencia de eventos climáticos extremos.                                                                     

Figura 2. Municipios con registro en el Seguro Agrario Universal Pachamama. Fuente: Dirección de Estudios, Productos y Riesgos – INSA 2020.

En este tiempo, se generó mucha experiencia y capacidades de respuesta. Sin embargo, hay mucho camino por delante, y creemos que la información que nos pueda brindar una plataforma regional como el SISSA va a ser muy importante para tomar decisiones y coordinar acciones con los diferentes actores públicos, privados y la sociedad civil organizada.

CRC-SAS: En ese sentido, ¿Qué le parece que puede aportar el Proyecto SISSA?

En el marco de lo que es el Consejo Agropecuario del Sur (CAS), hemos estado participando de reuniones con representantes y conocimos las particularidades del proyecto SISSA. Es muy importante la mirada holística del Proyecto, porque no solamente atiende a un tema agropecuario sino que tiene en cuenta a muchos otros sectores. Obviamente, dentro de lo que es el seguro agrario, nos interesa tener información actualizada… y qué mejor que ir homogeneizando y compatibilizando esta información a nivel regional, a nivel de los países del sur de Sudamérica! Por eso estamos participando activamente en el CAS, y profundizando la participación de Bolivia en el SISSA. En este sentido, estaremos presentes en el taller sobre Planes Nacionales de Sequía, que está organizando el SISSA para el 23 y 24 de noviembre de 2020.

CRC-SAS: Al respecto, ¿Qué expectativas tienen respecto del Taller de Planes Nacionales de Sequías que organiza el SISSA para el final de noviembre?

Muchas expectativas. Creemos que es un espacio en el que los diferentes países vamos a poder conocer los lineamientos y metodologías para encaminar un plan o política nacional y por qué no regional sobre sequías. Recordemos que la sequía tiene altos impactos sociales y productivos y esto deriva en gastos muy importantes para los estados.