El modelo evalúa las sequías de toda intensidad para el sector agrícola, a diferencia de los desarrollados hasta el momento en Argentina y Uruguay, que solo contemplan los eventos severos. Esta herramienta permitirá avanzar en el planeamiento y toma de decisiones a gobiernos y sectores económicos interesados.

 

Durante la jornada de cierre de la Cooperación Técnica del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) llevada a cabo en abril pasado, tuvo lugar la presentación de los investigadores y consultores SISSA Alessio Bocco y Esteban Otto Thomasz titulada “Estimación probabilista de pérdida económica del sector agrícola y ganadero por sequía – El ejemplo del estudio de casos en Argentina y Uruguay”. Allí, ambos especialistas dieron a conocer un modelo de estimación de pérdidas económicas para el sector agrícola por sequía que suscitó gran interés por parte de la audiencia, al identificar aspectos clave para la agricultura argentina dedicada al cultivo de soja.

A diferencia de los modelos tradicionales de proyección de pérdidas de cosechas -que toman en cuenta solamente los eventos extremos de sequía- el modelo de estimación de pérdidas desarrollado por Bocco y Thomasz tiene en cuenta la caracterización y captación de sequías de toda intensidad, “en contraste con los modelos desarrollados hasta el momento en Argentina, que generalmente se concentran en la evaluación de casos extremos”, señala Thomasz, economista y profesor regular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Asimismo, se incorpora como factor de análisis en la simulación el nivel inicial de humedad en el suelo, “que en ciertos contextos puede ser determinante para el resultado económico de los productores”.

Al ser consultados acerca de las posibilidades que ofrece esta herramienta para predecir escenarios futuros que permitan aplicar medidas de preparación y mitigación en el largo plazo tanto a productores como a gobiernos, Bocco analiza: “Buscamos identificar dos tipos de futuros que incluyan el corto y el mediano plazo dentro de una campaña, acoplado con pronósticos meteorológicos. Esto nos permitirá ver dentro de una misma campaña qué puede pasar. Porque para quienes toman decisiones una cosa es que les digan que este año iba a ser complicado porque no estaba lloviendo y no se estaba sembrando, como se les dijo en octubre y noviembre de 2022. Pero ese mismo dato, traducido en dinero, significa algo muy distinto para el político y/o el tomador de decisiones”.

El consultor SISSA manifiesta que las medidas de adaptación o los estudios de impacto intra campaña -que toman el escenario actual sin contar el cambio climático antropogénico- “son más importantes para mí que hacer proyecciones al 2050. Sería un logro muy grande del Proyecto SISSA si podemos agilizar o revitalizar la toma de decisión política en este tema, para cambiar esta cuestión reactiva hacia la sequía por un enfoque más proactivo. Ese es uno de los objetivos que tenemos, el de brindar información para ser proactivos frente al fenómeno y no sentarnos a esperar para luego afrontar las pérdidas”.

 

Reunión Grupo de Trabajo Monitoreo y Pronóstico

 

De acuerdo a las previsiones que arroja el modelo desarrollado por Bocco y Thomasz, en lo referido a la soja “se estima actualmente una pérdida promedio anual de u$s 3.254 millones, contemplando todos los casos en donde el indicador climático (evapotranspiración) se encuentra por debajo de los niveles promedio históricos. Este número representa la pérdida esperada y surge de sumar todas las pérdidas, y dividirlas por el total de años de la muestra. Si hay sequía puede ser mucho más, si no hay, puede ser cero”, continúa el economista. Este valor “resulta muy superior a las mediciones que se concentran solamente en los niveles de sequías extremos, los cuales arrojan una pérdida promedio anual de aproximadamente u$s 1.000 millones”.

En términos relativos, el modelo de estimación de pérdida total que los investigadores desarrollaron para el SISSA, arroja para el cultivo de soja en Argentina una pérdida total en promedio del 15% del total producido a lo largo de un año. “Ello implicaría que, tomando como referencia un valor bruto de producción de poroto de soja de u$s 20.000 millones anuales, la pérdida potencial estimada para los próximos 20 años generada por todos los espectros de sequía, ascendería en promedio a unos u$s 60.000 millones”, afirma Thomasz. Por su parte, los modelos que consideran solamente los eventos extremos estiman una pérdida promedio anual de sólo el 6% durante el mismo período de tiempo.

“Actualmente el 25% de las exportaciones totales de Argentina proviene de la cadena sojera. Es un sector que abarca 17 millones de hectáreas, un área geográfica gigantesca”, advierte Thomasz.

Los desafíos de la modelización
El proceso de armado de esta herramienta de modelización y proyección de potenciales pérdidas por sequía requirió de una cuidadosa integración de datos y de la colaboración entre dos disciplinas tan disímiles como la economía y la agronomía: “Desarrollamos una herramienta que es una concatenación de distintas herramientas. Nuestro objetivo al principio fue cuantificar el riesgo a través de tres indicadores: la amenaza de sequía en un lugar determinado, cuán frecuentes son esas sequías, su intensidad y su recurrencia, para dar distintas caras del fenómeno y ver lo que denominamos los sabores de sequía”, relata Bocco, ingeniero agrónomo y analista de datos.

En una segunda etapa, los consultores SISSA identificaron las zonas donde se concentraba el cultivo de soja en Argentina y Uruguay. Bocco explica que “si bien el cálculo económico se centró en Argentina y Uruguay, la estimación de rendimiento la llevamos adelante en los 6 países con resultados dispares. Ubicamos espacial y temporalmente los cultivos de soja, que eran nuestro principal punto de interés, y en la última etapa buscamos para determinadas condiciones de sequía cuánto era la pérdida que un productor podía experimentar a lo largo de un año. Esa fue la última etapa, la determinación por medio de la simulación de la pérdida del rendimiento potencial y promedio”.

 

Modelación de pérdidas de rendimiento para Uruguay.

“El desafío estuvo en representar adecuadamente el sistema de interés. Eso nos llevó muchos meses de ir ajustando tuercas y de codiseño con las instituciones de los 6 países, que fueron las que finalmente vieron ese rendimiento y nos dijeron que estaban en línea con lo que veníamos trabajando”, resume Bocco.

“Trabajamos con 14 áreas representativas aledañas a la zona núcleo de Argentina (que comprende las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa). Esas áreas fueron definidas en función a las zonas en donde había estaciones meteorológicas con datos históricos suficientes para poder hacer el estudio, es decir que se tomaron por la disponibilidad de información. El modelo de simulación se montó sobre cada una de esas 14 áreas y después se hicieron las estimaciones con un análisis agronómico, en donde se determina la calidad de suelo, la productividad y el tipo de tecnología, la cuestión climática, la estrategia de cultivo etc. seteada para cada uno de esos agentes representativos”, desarrolla Thomasz. “Sobre eso se montó el modelo económico. La diferencia agronomía es la diferencia entre lo micro (lo que pasaría por ejemplo en una maceta) y lo macro, que ve el bosque. Lo que hicimos fue tomar un camino intermedio”, concluye.

El modelo de Thomasz y Bocco contempla además una serie de mapas de modelación de rendimientos a escala que ofrecen una estimación potencial del valor bruto de producción, a nivel local, regional y total país; el margen bruto de producción, a escala de productor representativo; y por último un stress testing a escala de productor representativo

“Los mapas los pudimos hacer solamente para Uruguay y Argentina, que fueron los lugares en donde conseguimos datos de suelo y la mejor información en todo sentido. El modelo de proyección que hicimos es muy flexible, pero a la vez necesita muchos datos de entrada”, afirma Bocco. Thomasz coincide: “Las áreas representativas fueron definidas en función a las zonas en donde había estaciones meteorológicas con datos históricos suficientes para poder hacer el estudio, es decir que se tomaron por la disponibilidad de información”.

La solución propuesta fue un generador de datos estocásticos (modelos estadísticos que permiten simular series temporales de variables climáticas como temperatura y lluvia) con propiedades estadísticas similares a las de series observadas para esas variables. De esta manera, las series “sintéticas” o simuladas pueden luego utilizarse en combinación con modelos de simulación de cultivos para estimar los posibles impactos de diferentes condiciones: “Esto nos permite simular datos y rellenar los huecos entre estaciones de una manera bastante creíble”, puntualiza Bocco.

“Este es uno de los desafíos discutidos durante el taller BID y al que hizo referencia Celeste (Saulo), la falta de cobertura espacial de las estaciones meteorológicas de la zona, que en Argentina es un problema muy grande”, finaliza Bocco.

En esa línea, desde el SISSA se trabaja en tres Proyectos de Demostración (PD), uno de los cuales está enfocado al sector agropecuario. Se busca, junto a actores públicos y privados vinculados a la cadena de valor, enriquecer el proceso de codiseño e implementación del PD y desarrollar servicios climáticos que puedan ser eventualmente validados con las y los tomadores de decisión.

 

 

Acerca del SISSA

El Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), a través de su Proyecto SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica), tiene como objetivos contribuir a reducir los considerables impactos económicos, sociales y ambientales de la sequía sobre la producción agropecuaria, generación hidroeléctrica, y navegación fluvial en el sur de Sudamérica, junto con mejoras en: (i) las capacidades institucionales regionales, (ii) la planificación y preparación, y (iii) la gobernanza de la gestión de riesgos.

A través de mapas y visualizaciones útiles para monitorear el estado actual e histórico de la sequía, la información que suministra es de vital importancia para anticipar los impactos esperables en sectores económicos y comunidades. Además, el SISSA fomenta la planificación y preparación anterior al evento de sequía, de manera de mitigar sus daños, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.

En la iniciativa participan servicios y direcciones de meteorología, agencias gubernamentales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y el sector privado de los seis países miembros del CRC-SAS: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El intercambio de experiencias y capacidades resulta un componente clave destinado a enriquecer y fortalecer las acciones que se llevan a cabo tanto a nivel país como en toda la región sur de Sudamérica.

 

Sobre EUROCLIMA

EUROCLIMA es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión.

El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Acerca del sector Reducción y gestión del riesgo de desastres: sequías e inundaciones

A través del componente Gestión del Riesgo del programa EUROCLIMA se implementan un total de siete proyectos. Las acciones financiadas bajo este componente buscan contribuir a la gestión del riesgo de desastres, específicamente en el caso de sequías e inundaciones, tomando como referencia el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y los compromisos adoptados por los países en su lucha contra el cambio climático. Los proyectos financiados a través de este componente están orientados a la gobernanza, planificación y desarrollo de marcos regulatorios; a la información, comunicación y alerta temprana; y a la inversión en resiliencia ante los efectos adversos provocados por inundaciones y sequías.

Para más información sobre cada proyecto visite este link: https://www.euroclima.org/index.php/es/riesgo

Contactos

Para más información sobre Gestión y reducción del riesgo de desastre: sequías e inundaciones, escriba al correo: gestiondelriesgo@euroclimaplus.org